Apuntes para un diario futuro
En toda esta historia que llamo vida, he conocido personas que, a determinada edad, han conocido la enfermedad y la miseria, por no llamarlas pobreza, y vivían como fantasmas ambicionando aquello que supuestamente los hará gozar de plenitud, por no llamarla felicidad. Estoy hablando de querer tener, retener y acumular dinero. Alguna vez, en un ayer del tiempo, pensé que el propósito de la existencia humana era producir y crear, y mediante la creación lograr la liberación del espíritu. Pero veo que esto es un sueño frustrado, cada vez más lejano. En las actividades que hacemos diariamente, cada vez más malignamente, nuestros hermanos desean dinero, sanador de heridas y denuestos, aplacador de voces en el caos, curador de la angustia de individuos carentes de asombro pero llenos de miedo. No sé, tal vez aquello que considerábamos más poético quedó en nuestra juventud ya perdida, y tenemos que resignarnos a esta realidad de miseria, de hambre, de desesperación.